Gastronomía
Ante la crisis alimentaria y la pandemia en el Perú, la cocina tradicional de los habitantes del altiplano ha permitido revalorar el consumo de la quinua. La pandemia de COVID-19 y el aumento del costo de los alimentos en los últimos años ha llevado a que las personas revaloricen la importancia de la quinua, que alguna vez se consideró “alimento de los pobres”. Durante la pandemia, que incluyó cierres e interrupciones en el transporte, el cultivo y almacenamiento de alimentos en el hogar contribuyó a la seguridad alimentaria de las familias rurales. Este tiempo en casa también fomentó la preparación de comidas tradicionales utilizando cultivos locales, incluyendo platos elaborados a base de quinua. Si bien el énfasis en el valor nutricional de la quinua ha fomentado cierta innovación gastronómica y la adaptación de platos internacionales (“arroz frito con quinua”, por ejemplo), los platos de quinua más comunes continúan siendo aquellos que han sido parte de la dieta tradicional y la vida cultural en el altiplano. Alimentos típicos como el kispiño, elaborado con quinua molida, se transforman en animales que simbolizan la fertilidad y el crecimiento de los rebaños para el próximo año. Platos como el pesque (gachas de avena) se venden en puestos de mercados concurridos y se preparan en casa. Si bien la popularidad de la quinua crece a nivel internacional, en las comunidades rurales del altiplano, también debe competir con alimentos preparados como el arroz y la pasta, los gustos cambiantes y la pérdida del conocimiento culinario tradicional.